El doctor Juan Miranda, mexicano, científico del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, descubrió en su visita a laboratorios de Estados Unidos, que una bacteria, la E. coli, tiene un gen que puede inactivar los efectos nocivos de ingerir azúcar y grasas, y está planeando desarrollar un medicamento, en México, como inyección o pastilla, para ganarle la lucha a la obesidad en nuestro país.
Según la Organización Mundial de la Salud, México ocupa el quinto lugar mundial en adultos obesos con 21 millones de mujeres y 15 millones de hombres con este problema.
El gen descubierto por el doctor Miranda se llama AZUCR, y si se logra convertir en medicamento, podría considerarse como una alternativa para tratar la obesidad.
Juan Miranda comenta que el gen “no actuaría en contra de las moléculas de azúcar o grasa sino más bien cambiaría la expresión de genes que van a metabolizar estos azúcares y grasas para darnos efectos dañinos como sería la generación de colesterol y triglicéridos en altos niveles”.
En este momento el doctor Miranda hace pruebas con gusanos de menos de 1 milímetro que tienen 60% de genes parecidos a los de los humanos, y que utilizan el mismo tipo de genes que la raza humana para metabolizar las grasas y los azúcares.
El doctor alimenta a los gusanos con azúcar y grasas, los engorda y luego les da de comer la bacteria E. coli que tiene el gen que inactiva los efectos dañinos de estos dos alimentos en seres vivos.
La bacteria E. coli, es una bacteria que existe comúnmente en nuestra flora intestinal y hay variedades de ella que no causan diarrea.
El doctor Miranda calcula continuar con su investigación con gusanos unos cinco años más, y entonces, estar en posibilidades de iniciar un ensayo clínico con humanos.
Esta investigación es única en el mundo, pues si bien en otros países se han descubierto genes interesantes en la bacteria E. coli, sólo el doctor Miranda ha tenido la visión de experimentar con el gen, que él descubrió, para proponerlo como un medio terapéutico para tratar la obesidad, lo que sería una aportación del doctor Miranda, su equipo, y la UNAM, al mundo, a un costo accesible.
Fuente: Excélsior