La cerveza es una de las bebidas más consumidas en todo el mundo y la ciencia ha comprobado sus beneficios relajantes. Pero ahora el impacto que provoca en la salud podría ir más allá.
Investigaciones publicadas en la ACS Chemical Neuroscience hallaron que el ingrediente lúpulo, que le da el sabor amargo a la cerveza, podría actuar contra el Alzheimer.
Se descubrió que las sustancias químicas extraídas de la planta de lúpulo pueden, en placas de laboratorio, inhibir la formación de grumos de proteínas beta amiloides, que está asociada con la enfermedad de Alzheimer.
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa debilitante, a menudo caracterizada por pérdida de memoria y cambios de personalidad en adultos mayores. Parte de la dificultad en el tratamiento de la enfermedad es que los síntomas aparecen mucho tiempo después de que inician los procesos bioquímicos degenerativos.
“Esto significa que el daño irreversible al sistema nervioso ocurre antes de que uno se dé cuenta de que puede tener la enfermedad. En consecuencia, las estrategias preventivas y terapéuticas que pueden intervenir antes de que aparezcan los síntomas son de creciente interés”, dicen los científicos.
El estudio, publicado en American Chemical Society, dice que una de las estrategias preventivas involucra “nutracéuticos” y las flores de lúpulo utilizadas para dar sabor a las cervezas entran en esta categoría.
“Estudios previos sugirieron que la planta podría interferir con la acumulación de proteínas beta amiloides asociadas con la enfermedad de Alzheimer. Encontramos que los extractos tenían propiedades antioxidantes y podían evitar que las proteínas beta amiloides se aglutinen en las células nerviosas humanas”, explican.
El lúpulo más eficaz fue el Tenttnang, usado en cervezas lager y cervezas ligeras. Señalan que cuando ese extracto se separó en fracciones, el que contenía un alto nivel de polifenoles mostró la actividad antibiótica e inhibidora de la agregación más potente. También promovió procesos que permiten que el cuerpo elimine proteínas neurotóxicas mal plegadas.
Los científicos aún están realizando más investigaciones y dejan claro que éste no es un llamado a consumir cerveza en exceso.
La Universidad de Harvard señala que la cerveza contiene polifenoles similares a los del vino tinto, pero en cantidades más bajas, como quercetina, epicatequinas y ácido gálico. “Alrededor del 70-80 % de los polifenoles en la cerveza provienen de la malta de cebada y otro 20-30 % del lúpulo, las flores de la planta del lúpulo”, anotan.
Los polifenoles pueden ayudar a prevenir la enfermedad de las arterias coronarias, la afección que provoca los ataques cardíacos, según Mayo Clinic. No obstante, estos compuestos también están presentes en otros alimentos como té, café, bayas, cebollas o manzanas. No se recomienda beber cerveza para obtener polifenoles si en tu familia hay antecedentes de alcoholismo.
La cerveza también tiene un alto contenido de silicio debido al procesamiento de la cebada y el lúpulo. Un estudio publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos apuntó que el aumento de la ingesta de silicio se correlacionó con el aumento de la densidad mineral ósea para hombres, mujeres premenopáusicas y mujeres posmenopáusicas en terapia de reemplazo hormonal.
Por último, un estudio publicado en The Journal of Pain de la American Pain Society señaló que uno de los efectos de la cerveza es el aumentar el umbral del dolor, por lo que tiene un efecto analgésico. La cantidad de alcohol en la sangre para elevar el umbral del dolor debe ser superior al 0.8%, lo que es aproximadamente entre 3 o 4 bebidas estándar.
Fuente: VIVE USA