El jitomate es una hortaliza que tiene una gran versatilidad de uso como alimento, natural o procesado, cuyo contenido nutricional y funcional aporta energía, fibra, carbohidratos, proteínas, grasas y minerales, pero lo más destacable es que proporciona gran cantidad de antioxidantes y vitaminas, afirmó la doctora Laura Josefina Pérez Flores, investigadora del Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), por medio de un comunicado.
Este fruto es de gran importancia económica para el país, señaló la investigadora de la UAM durante el “Conversatorio Gobierno y academia redoblan esfuerzos en investigación y mejoramiento del jitomate”, convocado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. Nuestro país es centro de domesticación de esta hortaliza, lo que resulta en una gran diversidad de estas especies, con variedades silvestres y criollas, con distintas formas,
La académica de la UAM indicó en el mensaje que además de sus componentes nutritivos, el jitomate ofrece beneficios a la salud por sus antioxidantes contenidos llamados liposolubles, es decir, solubles en grasa, dentro de los cuales se encuentran los carotenoides, incluido el licopeno que da el color rojo, el beta caroteno y la luteína.
Además, también ayuda al control del estrés oxidante, evitan la inflamación, inhiben el desarrollo de distintos tipos de cáncer, previenen de enfermedades cardiovasculares, preservan la salud ocular y protegen el ADN. La vitamina E está presente en los tocoferoles.
Otros antioxidantes presentes en el jitomate son hidrosolubles y entre éstos se encuentran los flavonoides, los ácidos fenólicos y taninos, así como las vitaminas C y B, las cuales impiden el daño en biomoléculas como los lípidos que las especies reactivas causan en las membranas y disminuyen el riesgo de diabetes y colesterol en sangre, entre otros padecimientos.
Los compuestos de esta hortaliza actúan en la prevención de diversas enfermedades degenerativas, además de que contribuyen a reducir la presión sanguínea, estimulan la circulación, optimizan el balance de los fluidos corporales, reducen los niveles de colesterol, mejoran la función digestiva y liberan toxinas del cuerpo. El aprovechamiento de estos antioxidantes depende de la forma en que se procese y consuma.
Fuente: Pulso SLP