La complejidad de la ciencia nutricional y la creciente variedad de alimentos procesados, han complicado el desafío de seleccionar alimentos saludables de forma rápida y efectiva. Dada la creciente prevalencia de enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes en muchos países occidentales, los consumidores se preguntan cada vez más: ¿Cómo evaluar objetivamente un alimento para hacer la elección más saludable?
Los científicos han desarrollado un interés creciente en responder esta pregunta, desarrollando en los últimos años diversos sistemas de perfiles nutricionales (NPS) que clasifican los alimentos según su valor nutricional a partir de un algoritmo y proporcionar así una orientación clara al consumidor.
Nutrient Consumption Score (NCS), un paso en la dirección correcta
Uno de estos sistemas es el algoritmo desarrollado por científicos de la Universidad de Washington, que tiene como objetivo simplificar la selección de los alimentos más saludables. A diferencia de las etiquetas nutricionales tradicionales, que sólo muestran los ingredientes de un producto, este avance nombrado índice de consumo de nutrientes (Nutrient Consumption Score, NCS) combina una variedad de factores en una sola puntuación.
Tal número varía de 1 a 100 y refleja la densidad de nutrientes de un alimento. Se dan puntos positivos a aquellos que a menudo faltan en la dieta occidental, como fibra, vitaminas y minerales; mientras que se otorgan puntos negativos a ingredientes como el azúcar, las grasas saturadas o el sodio, generalmente presentes en los alimentos procesados.
La lógica detrás de estos sistemas es simple: una puntuación más alta indica un alimento más rico en nutrientes y, por lo tanto, más saludable; mientras que una puntuación más baja señala productos procesados y menos ricos en nutrientes.
Por ejemplo, la col rizada obtiene una puntuación alta debido a su gran contenido de fibra, potasio y grasas insaturadas; mientras que unos populares bocadillos con alto contenido de azúcar obtienen una puntuación baja. Los alimentos con puntuación media, como las aceitunas negras, destacan por su mezcla de nutrientes positivos y negativos.
Un enfoque más diferenciado para la evaluación de alimentos
Otro ejemplo del desarrollo de tales sistemas es el “Food Compass”, lanzado por la Universidad Tufts para proporcionar una imagen aún más diferenciada de los perfiles nutricionales de los alimentos.
A diferencia de otros sistemas que se basan en valores nutricionales fijos, Food Compass evalúa la “intensidad de procesamiento” de un alimento, tomando en cuenta una gama de compuestos bioactivos que pueden tener un impacto positivo en el microbioma y la salud humana.
Estos compuestos bioactivos, como los polifenoles y los ácidos grasos omega-3, tienen amplios efectos sobre la salud y son abundantes en muchos alimentos de origen vegetal y menos procesados.
Desafíos y potencial de mejora
A pesar de los enfoques prometedores de los sistemas de perfiles de nutrientes, también existen desafíos. Un problema clave es que los sistemas actuales aún son incompletos y sólo tienen en cuenta parcialmente los compuestos bioactivos que desempeñan un papel importante en la salud. También existen preocupaciones sobre el uso de datos incompletos y las dificultades de integrar recomendaciones dietéticas personalizadas a gran escala.
En este sentido, los sistemas de elaboración de perfiles nutricionales como Nutrient Consumption Score y Food Compass son herramientas valiosas para facilitar la elección de alimentos más saludables. La mejora continua y la adaptación de estos algoritmos prometen un apoyo cada vez más preciso y personalizado a los consumidores en busca de una alimentación saludable.
Fuente: Meteored (con edición de Alfa Editores)