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El snack natural que regula el sistema nervioso y el colesterol

Las aceitunas, originarias de Grecia y Asia Menor, han sido parte fundamental de la dieta mediterránea durante miles de años. Los olivos se extendieron por el Mediterráneo hace más de 6 mil años, y las aceitunas se convirtieron en un alimento básico, especialmente para los campesinos andaluces y extremeños en los siglos XIX y XX.

Las aceitunas se desarrollan entre junio y octubre, alcanzando su madurez plena en diciembre. De noviembre a enero, se recolectan para la producción de aceite, mientras que las destinadas al consumo directo se recogen a mano antes de este período para no dañar los frutos. Al natural, las aceitunas tienen un sabor amargo, que se elimina mediante lavados sucesivos con agua o con una mezcla de agua y sosa.

El mejor método de conservación es la salmuera, que puede ser aromatizada con ingredientes como hierbas, limón, ajos y cebolla, proporcionando sabor y prolongando su vida útil. La diferencia entre las aceitunas verdes y negras radica en su grado de madurez: las negras han madurado completamente.

Las aceitunas forman parte de numerosas recetas en los países mediterráneos. Son consumidas en desayunos, aperitivos, acompañamientos para carnes y pescados, en arroces, ensaladas, pizzas e incluso como postre, como en el sorbete de aceitunas negras. La variedad es inmensa: gordal (grande y lustrosa), manzanilla (verde brillante y mediana), moracha (morado fuerte), y muchas más, deshuesadas y rellenas con pimiento, anchoas, almendras, cebolla, pepinillo, entre otros.

Las aceitunas son un alimento altamente beneficioso para la salud, y de ellas se obtiene el preciado aceite de oliva, considerado un superalimento. Los expertos recomiendan, según la Universidad de California Davis (EE. UU.) consumir siete unidades al día, preferiblemente a media mañana.

Entre los beneficios destacados de las aceitunas se encuentran:

Regulación del sistema nervioso: El ácido oleico presente en las aceitunas puede influir positivamente en el sistema nervioso, ayudando a prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Mejora del colesterol: Las grasas insaturadas de las aceitunas ayudan a regular los niveles de colesterol, reduciendo el riesgo de enfermedades cardíacas y del aparato circulatorio.

Aporte de hierro: Las aceitunas, especialmente las negras, son ricas en hierro, lo cual es beneficioso para personas con anemia.

Fortalecimiento del sistema inmunológico: Contienen vitaminas A y C, que ayudan a mejorar las defensas del organismo.

Promoción de la salud intestinal: La alta cantidad de fibra en las aceitunas ayuda a regular el intestino y prevenir el estreñimiento.

Aporte de vitamina E: Con 3 mg de vitamina E por cada 100 gramos, las aceitunas contribuyen a cubrir parte de la ingesta diaria recomendada de 12 mg.

Moderación en hipertensión: Debido a su contenido en sodio, se recomienda un consumo moderado en personas con hipertensión.

Las aceitunas contienen alrededor de 115 calorías por cada 100 gramos, aportando fibra y grasas saludables. Además, son una fuente significativa de antioxidantes, que ayudan a proteger las células contra el daño oxidativo.

Fuente: El Porvenir

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