María Fernanda Almanza Domínguez, estudiante de la Licenciatura en Química Farmacéutica Biológica (QFB) de la Universidad Veracruzana (UV), estudia los efectos de un extracto vegetal sobre marcadores bioquímicos, hematológicos e histología del hígado.
Bajo la dirección de Eduardo Rivadeneyra Domínguez, académico e investigador de la misma entidad universitaria, ella busca encontrar alternativas que ayuden a revertir el síndrome metabólico; considera que, por sus características, el extracto estandarizado puede contribuir a la disminución del peso corporal y restablecer los niveles de las pruebas que se realizarán a los modelos Wistar en estudio, acercándolos a los intervalos biológicos de referencia.
Explicó que el síndrome metabólico es el conjunto de factores de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares y Diabetes mellitus tipo 2, lo que se traduce a un grupo de alteraciones metabólicas, en las que se incluyen la resistencia a la insulina, dislipidemia aterogénica, obesidad central e hipertensión arterial.
Respecto a la importancia de la investigación, puntualizó que ambas enfermedades son de las principales causantes de muerte en México, y las de mayor prevalencia a nivel mundial.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de 2023, la obesidad y el sobrepeso predominan en la población infantil y adulta; el 70% de la población mexicana tiene sobrepeso u obesidad, mientras que Veracruz ocupa el cuarto lugar a nivel nacional en sobrepeso.
Expuso que los criterios para clasificar el síndrome metabólico son resistencia a la insulina o hiperglucemia en ayunas; baja concentración del colesterol HDL; aumento de triacilglicéridos en ayunas; circunferencia de cintura mayor a 94 centímetros en hombres y mayor a 80 centímetros en mujeres; obesidad e hipertensión arterial.
Además de ello, las consecuencias que trae consigo el síndrome metabólico incluyen la enfermedad del hígado graso no alcohólica (EHGNA), que es una serie de daños hepáticos caracterizados por una acumulación excesiva de grasa en el hígado; la hiperuricemia, que puede producir la enfermedad conocida como gota (artropatía por depósitos de cristales de urato monosódico); y la nefrolitiasis (cálculos renales).
Hiperandrogenismo (alteración hormonal que se manifiesta con alopecia, acné y/o hirsutismo) y acantosis nigricans (hiperpigmentación y engrosamiento de la piel, y es característica de la resistencia a la insulina).
María Fernanda Almanza dio a conocer también que otras consecuencias del síndrome metabólico es el estado pro-inflamatorio y pro-trombótico, desencadenados por las alteraciones metabólicas propias del síndrome y ponen al paciente en un estado de bajo grado de inflamación crónico y de estrés oxidativo, además le producen daño vascular aterosclerótico y lo predisponen a padecer aterotrombosis.
Apuntó que los fármacos son beneficiosos en algunos padecimientos y en otros no tanto, por lo que se buscan alternativas naturales que no ocasionen daños al organismo y que sean de ayuda para revertir al síndrome metabólico.
Precisó que en la investigación se utilizan ratas debido a que su genoma y fisiología son muy similares a las de los humanos, además de que las condiciones como la dieta y la actividad física pueden ser mejor controladas, y el síndrome metabólico se alcanza en semanas, mientras que en humanos puede tardar años en verse reflejado.
Se les administra una dieta alta en grasas y carbohidratos, a través de un alimento y una bebida especial para que desarrollen las alteraciones propias del síndrome metabólico, y el resultado se refleja en aproximadamente 13 a 16 semanas.
Fuente: Hoy Xalapa