Un grupo de científicos de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica- Zacatenco, del IPN, creó un dispositivo para aplicar luz UV-C a semillas de ciertas plantas para evitar que proliferen hongos y puedan tener un crecimiento sano como plantas.
El método evita la utilización de compuestos químicos que pueden afectar la salud de las personas que los manejan y de quienes consumen los productos. Además, disminuye la contaminación del agua y el suelo producida por el empleo de estos insumos.
Microorganismos sometidos a cierta longitud de onda sufren daño a su ADN al grado de aniquilarlos. El prototipo del IPN emite en la longitud de onda de 254 nanómetros, en el rango de la radiación ultravioleta de onda corta (UV-C), y ha hecho pruebas en campos de cultivo de maíz y frijol en Amecameca, Estado de México.
En laboratorio se ha comprobado que la aplicación de radiación UV-C en el rango de 254 nanómetros disminuye la presencia de hongos asociados a las semillas, como fusarium y penicilium.
“Hemos encontrando que el nivel de esterilización es bastante bueno. Este es un primer modelo que ya está funcionando y al que se le podrían hacer modificaciones una vez que se identifiquen las necesidades de los campesinos”, dice la investigadora.
Para llegar al actual prototipo se han invertido más de 15 años de investigación en la evaluación de efectos de diferentes fuentes de radiación aplicadas en pre-siembra o durante las primeras etapas fenológicas de crecimiento de distintas variedades de cultivos.
Se ha reportado que el uso de la radiación UV-C también puede modificar la calidad fisiológica de semillas, no sólo la calidad sanitaria. Sin embargo, para cada tipo de semilla se tiene que investigar la combinación de parámetros adecuados, como intensidad y rangos de tiempo de radiación, tiempo de exposición, a fin de inhibir la germinación o alguna propiedad de las semillas.
“Nos hemos tardado en encontrar los parámetros óptimos de irradiación porque cada variedad con sus respectivas características responde de diferente manera. Y para llegar a una aplicación se debe generar conocimiento que permita convencer al agricultor, con la suficiente evidencia, porque una mala decisión podría implicar pérdidas”, dice la doctora en comunicaciones y electrónica, especialidad que desarrolla en las áreas de biotecnología y ciencias agrícolas.
La doctora Claudia Hernández y su grupo de investigación del Programa de Posgrado en Ingeniería de Sistemas han experimentado éste y otros métodos como luz láser, campo magnético, LED, entre otras técnicas físicas en semillas de frijol, cebada, lechuga, brócoli y trigo, en diversas condiciones de estrés a nivel laboratorio, aunque la más estudiada e investigada es el maíz.
Fuente: Iluminet