Imagina una máquina capaz de probar miles de combinaciones de sabores en segundos. Eso es precisamente lo que las herramientas basadas en inteligencia artificial (IA) están haciendo ahora para la industria de bebidas. Analizando tendencias en redes sociales, datos de ventas e incluso perfiles genéticos del gusto, sus algoritmos pueden predecir qué sabores resonarán mejor con diferentes segmentos de consumidores en el futuro.
PepsiCo, por ejemplo, utilizó aprendizaje automático (en inglés machine learning, ML) para desarrollar su edición limitada de 2024: “Citrus Eclipse”. Para ello, la IA cruzó tendencias de búsqueda de verano (como “tropical” o “bajo en azúcar”) con datos históricos de ventas, proponiendo al final una combinación de mango y guayaba endulzada con stevia.
Es como mezclar pinturas según los colores favoritos de un amigo, pero con una velocidad incomparable y una tasa de éxito del 92% en pruebas de mercado, según un informe de Gartner de 2024.
IoT: menos desperdicio, mayor eficiencia
Cada tarima, camión o unidad de almacenamiento ahora “habla”. Sensores del internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) monitorean en tiempo real la temperatura, la humedad y la ubicación de los productos. De esta manera, tras instalar sensores de humedad en sus camiones de entrega, un distribuidor de cerveza en Alemania pudo reducir su desperdicio en un 37%; por ejemplo.
Además, si un remolque pierde su sello durante el transporte, el sistema redirige automáticamente la carga al almacén más cercano sin necesidad de intervención humana.
Por si fuera poco, dichos sensores también optimizan las rutas de entrega; reduciendo los costos en combustible al utilizar datos de tráfico y clima en tiempo real, por ejemplo. El resultado fue productos más frescos, menos desperdicio de recursos y una logística tan eficiente como una colonia de hormigas guiadas por GPS.
Y en el caso de las marcas de agua embotellada que suben sus precios durante una ola de calor, los algoritmos de precios dinámicos ajustan los costos en función de factores en tiempo real, como el clima, los niveles de inventario y las tarifas de la competencia.
En cuanto a trazabilidad, ahora los consumidores pueden escanear un código QR y conocer el origen exacto de los granos de café que están comprando, o cuántas emisiones de carbono generó el envío de su kombucha. Esto se debe a que el blockchain permite crear un registro digital inalterable para cada ingrediente.
Pero esta transparencia no es sólo una cuestión ética, sino que también es rentable. Al respecto, un estudio de Nielsen del 2024 reveló que el 73% de los millennials están dispuestos a pagar hasta un 20% más por marcas con cadenas de suministro verificadas.
En conclusión, la transformación digital en la industria de bebidas no busca reemplazar a las personas, sino potenciar su impacto. Desde sabores diseñados con IA hasta cadenas de suministro inteligentes; las herramientas ya existen para reducir costos, fortalecer la confianza del consumidor y aumentar la agilidad operativa. La cuestión no es si adoptarlas, sino qué tan rápido hacerlo.
Fuente: Food & beverage Magazine (con edición de Alfa Editores)