La Purdue Research Foundation, con sede en West Lafayette, Indiana, completó recientemente un acuerdo de licencia con una compañía energética internacional, cuyo nombre no se reveló, para la comercialización de un nuevo proceso para la producción biológica de hidrógeno verde a partir de restos de alimentos.
Los científicos de Purdue desarrollaron un método para mejorar la producción de hidrógeno a partir de desechos de alimentos utilizando levaduras. Hasta ahora, la obtención de hidrógeno para su uso como combustible limpio se ha realizado a través de la degradación bacteriana de los desechos de alimentos. Un proceso que además de lento, exige un preprocesamiento complejo de la materia prima.
El empleo de levaduras minimizaría este último paso, aceleraría la descomposición de los desechos y limpiaría el hidrógeno para su utilización posterior. En cuanto a la cantidad de desechos, un estudio del Departamento de Agricultura de EE.UU. calcula que los estadounidenses desechan al año hasta el 40% de sus alimentos, con un valor aproximado de 200 mil millones de dólares al año.
Una fuente de energía limpia a partir de un desecho que cuesta 200 mil millones de dólares anuales
«Queríamos crear una manera simple de convertir todo ese desperdicio de alimentos en una fuente de energía limpia», dijo Robert Kramer, profesor de energía y medio ambiente de la Fundación Benéfica NiSource y profesor de física en la Universidad de Purdue. “Nuestro sistema básicamente le permite a un usuario tomar desperdicios de alimentos, triturarlos, colocarlos en un reactor y usar nuestro proceso para generar hidrógeno en aproximadamente 18 o 24 horas. Eso es mucho más rápido que los días que tarda con otros procedimientos”.
Además, el profesor Kramer indica que la eficiencia de su método es un 20% a 25% mayor si lo comparamos con los métodos actuales. Asimismo, añade que su método puede acompañarse fácilmente con energía solar térmica para producir una fuente de energía independiente, encima de ser una fuente de combustible limpia y tener numerosas aplicaciones en las industrias agroalimentaria y de transporte.
Actualmente, han emitido dos patentes, y una tercera está en las últimas fases de aprobación. Durante los próximos 9 meses se llevará a cabo una prueba a mayor escala, y a raíz de los resultados, se podría construir el primer modelo comercial en un año.
Fuente Purdue.edu