Jeimmie Espino y Lisset Neri, dos estudiantes mexicanas de Ingeniería Química Industrial del Instituto Politécnico Nacional (IPN), lograron crear un invento que permite convertir el agua sucia en combustible.
El prototipo recibe el nombre de Gimfi –el cual deriva del otomí y significa agua sucia– y se compone de dos partes: un purificador y un electrolizador. El primero se realiza con capas de algodón, carbón, arena, tezontle, mármol y grava.
Posteriormente, el agua filtrada es sometida a un proceso de electrólisis. Con esto se obtiene hidrógeno, el cual puede emplearse como combustible para hornillas, calentadores y estufas.
La finalidad de este proyecto es aprovechar los afluentes del agua sucia –proveniente de ríos contaminados y de aguas negras– y convertirla en combustible limpio. Cabe mencionar que este mecanismo puede ser portátil o fijo. Además, el invento también es útil para eliminar malos olores.
Gracias a todos los beneficios mencionados, este invento es ideal para que se utilice en zonas altamente marginales. Y aunque todo inició como un proyecto escolar –con la ayuda del profesor Martín Trejo–, sin duda podría convertirse en una herramienta clave para ayudar a mejorar la calidad de vida de muchas comunidades.
Fuente. Revista Entrepreneur