Científicos italianos han descubierto cómo alargar en 30 días la caducidad de la pasta fresca gracias a un nuevo envase que ayudará a reducir el desperdicio de este alimento, cuya producción supera los 3 millones de toneladas anuales en Italia.
Se trata de un novedoso proceso que implica cambios en la proporción de los gases envasados y en la combinación de películas plásticas del empaquetado para controlar mejor el crecimiento microbiano, según el hallazgo del Consejo Nacional de Investigación (CNR) italiano.
“Puede ser particularmente importante considerando que los consumidores tienden cada vez más a reducir la frecuencia de sus compras de alimentos y, en consecuencia, almacenan la mayor cantidad posible en casa”, señala Francesca De Leo, del Instituto de Biomembrana, Bioenergética y Biotecnologías Moleculares del CNR.
El negocio de la pasta tiene una gran relevancia en Italia, donde existen que más de 300 formas específicas de este alimento, conocidas por unos 1.300 nombres, y donde existe desde hace más de 55 años una ‘ley de la pasta’ que rige su producción y fabricación.
Los italianos consumen hasta 26 kg por cabeza al año sólo de pasta fresca, que al contrario de la seca no se somete a un proceso de deshidratación y su caducidad actual varía entre 30 y 90 días, según el tipo.
El equipo del CNR, la mayor institución pública de investigación de Italia, junto con la Universidad Aldo Moro de Bari (sur de Italia), y en colaboración con el laboratorio químico privado Food Safety Lab, cambió la proporción de gases envasados en atmósfera modificada (MAP), un proceso que consiste en eliminar el oxígeno y reemplazarlo con otros vapores.
Tal y como se detalla en Frontiers in Microbiology, también se modificó la combinación de películas plásticas utilizadas en el empaque para controlar mejor el crecimiento microbiano y la impermeabilidad antes de agregar finalmente una mezcla de probióticos de múltiples cepas para inhibir el crecimiento de bacterias.
Después de unos meses, y utilizando métodos de alta tecnología como la secuenciación de genes para identificar composiciones microbianas y espectrometría de masas para perfilar compuestos orgánicos volátiles, los investigadores descubrieron que el tipo de pasta tratada con probióticos bioprotectores antimicrobianos en el MAP experimental tenía mejor vida útil.
La prolongación del periodo de caducidad de la pasta fresca puede ayudar a frenar el desperdicio que tiene lugar cada año de un tercio de los alimentos producidos o que se pierden antes de que puedan consumirse, según estima el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.
“La adopción de soluciones tecnológicas innovadoras para la prevención del desperdicio de alimentos, como la que se describe en este estudio, puede ayudar a compensar estos problemas, si las empresas están dispuestas a aceptar el desafío e innovar”, añade De Leo.
Fuente: Interempresas